7th Oct 2024
Un niño llamado Lucas jugaba en su jardín. Un día, mientras cavaba, encontró algo brillante. Era un cohete pequeño y plateado. Lucas miró el cohete y sonrió, sabía que algo asombroso iba a pasar.
Lucas subió al cohete y presionó un botón rojo. El cohete comenzó a vibrar, a moverse y a volar. Viajó entre las estrellas y llegó a un planeta lejano. El planeta era muy extraño, lleno de robots que brillaban.
Los robots eran felices, pero tenían un problema. No sabían cómo jugar y lucían muy serios. Lucas decidió ayudarles a encontrar la alegría. Les preguntó, "¿Quieren aprender a jugar?".
Los robots abrieron sus ojos con sorpresa. "¿Jugar? No sabemos cómo hacerlo", dijeron. Lucas sonrió y les enseñó a brincar y a correr. Todos rieron, y eso fue un gran comienzo.
El primer juego fue a la rayuela. Lucas dibujó un tablero en el suelo con tiza. Los robots intentaron saltar, aunque no tenían pies. Pero eso no importó, ¡todos se divirtieron!
Luego, Lucas les enseñó a jugar a las escondidas. Los robots se escondieron detrás de árboles metálicos, y Lucas buscaba con gran emoción. Sus risas llenaron el aire, y los robots se sintieron vivos.
El último juego fue una gran carrera, todos contra todos. Lucas y los robots corrían, ¡era una gran diversión! Al final, todos se cayeron, riendo sin parar. Lucas los abrazó, felices de jugar.
Con cada juego, los robots comenzaron a sonreír. Al fin recordaron cómo era la diversión, un gran destello de alegría. Lucas se sintió feliz, su misión estaba cumplida. Se despidió de los robots y emprendió el viaje de regreso.
Al llegar a casa, Lucas miró el cielo. Sabía que había dejado algo especial en el planeta. Aprendió que jugar es importante, que todos debemos reír. Y a veces, un niño puede ayudar a muchos a descubrir.
Cada vez que mira el cohete en su jardín, sonríe recordando su aventura. El planeta de los robots siempre será un lugar donde los juegos y la risa nunca se acaben.