28th Oct 2024
En la cima de una montaña muy alta, vivía un joven mago llamado Luca. Tenía poderes mágicos que podían ayudar a los animales que vivían allí. Luca era valiente y amable, siempre listo para usar su magia. Su casa estaba hecha de piedra y tenía un hermoso jardín lleno de flores. Las aves cantaban alegres canciones alrededor de él.
Un día, un pequeño conejo llamado Benito llegó corriendo. Benito estaba preocupado porque no podía encontrar su zanahoria favorita. Con una sonrisa, Luca agitó su varita mágica y preguntó: ‘¿Dónde la perdiste, Benito?’. El conejo se rascó la cabeza y dijo: ‘En el bosque, cerca del río’.
Luca y Benito se dirigieron al bosque, lleno de árboles altos y animales curiosos. Con un movimiento de su mano, hizo aparecer un camino de luces brillantes. ‘Sigue la luz, Benito, y encontrarás tu zanahoria’, le dijo. Benito saltó de alegría y siguió el camino mágico que lo llevó justo a su zanahoria.
Después de ayudar a Benito, Luca escuchó un llanto. Era una pequeña ardilla llamada Sofía. Ella había perdido su hogar en un árbol que se había caído. Luca usó sus poderes para hacer que un nuevo árbol creciera rápidamente. ‘¡Listo!’, exclamó, ‘ahora tienes un nuevo hogar, Sofía’. La ardilla estaba muy feliz y le agradeció a Luca.
Los días pasaron y Luca ayudó a todos los animales en la montaña: el ciervo, la tortuga y hasta un viejo búho. Todos lo querían y lo llamaban ‘Luca el Magnífico’. Pero Luca, aunque feliz, sentía que aún le faltaba algo en su vida. Él quería encontrar su lugar en el mundo más allá de la montaña.
Un atardecer, mientras miraba el horizonte, vio luces brillantes en el valle. ‘¿Qué será eso?’, pensó. Decidido a investigar, Luca comenzó su camino hacia abajo. A medida que avanzaba, su corazón latía de emoción y curiosidad. “Quizás ahí, en el valle, encontraré lo que busco”, se dijo a sí mismo.
Al llegar al valle, se dio cuenta de que había una gran fiesta. Los animales de todas partes se habían reunido para celebrar el cambio de estación. Luca sintió que era parte de algo especial. Cuando vio a todos bailando, de inmediato usó su magia para hacer que las luces brillaran aún más.
‘¡Qué mágico es esto!’, gritó Sasha, una joven liebre. ‘Tú traes alegría a todos, Luca’. El mago sonrió y se dio cuenta de que su lugar en el mundo era ayudar a los demás, sin importar donde estuvieran. La magia no solo estaba en la montaña, era parte de él, donde quiera que fuera.
Desde aquel día, Luca no solo vivió en la montaña, sino que viajó a diferentes lugares para ayudar a quien lo necesitara. Sus aventuras llenaron su corazón de alegría y de amistades por siempre.
Así, el joven mago continuó su viaje, creando magia y sonrisas, recordando siempre que su hogar estaba en los corazones de aquellos a quienes ayudaba.