28th Oct 2024
En la selva vivía un loro, muy colorido y feliz. Su nombre era Carlos. Carlos contaba chistes y hacía reír a todos los animales. Un día, decidió hacer un show de chistes. Todos los animales querían escuchar.
Carlos se paró en una rama alta y dijo: "¡Hola, amigos! Estoy aquí para hacerlos reír!" Los animales aplaudieron con alegría. Había monos, leones, y hasta tortugas. Todos estaban emocionados.
El primer chiste de Carlos fue: "¿Qué hace una abeja en el gimnasio? ¡Zum-ba!" Los monos se rieron tanto que casi se caen de la rama. Carlos estaba feliz de verlos reír.
Luego, el león, con su gran voz, dijo: "Dame otro, Carlos!" Carlos sonrió y respondió: "¡Claro! ¿Cómo se despiden los químicos? ¡Ácido un placer!" Todos rieron más fuerte que antes.
Las tortugas, aunque lentas, se inclinaban de risa. Carlos siguió contando chistes. Cada vez que decía uno, la selva se llenaba de risas. Los animales se olvidaban de sus penas.
Un loro amigo de Carlos, llamado Pepe, se unió al show. Dijo: "¡Carlos, cuéntame uno que yo no sepa!" Carlos pensó y dijo: "¿Qué le dice una iguana a su hermana gemela? ¡Iguanita!"
Los animales rodaban por el suelo de risa. Carlos y Pepe eran el mejor dúo de chistes de la selva. Decidieron hacer shows cada semana.
Después de mucho reír, Carlos dijo: "Gracias, amigos. Ustedes son los mejores!" Los animales aplaudieron y le prometieron que volverían la próxima semana.
La selva se convirtió en un lugar feliz con sus chistes. Cada animal esperaba su turno para reír con Carlos y sus juegos de palabras. ¡Era un día especial!
Desde ese día, Carlos el loro siempre vivió feliz. Con sus chistes, llenó de alegría cada rincón de la selva. Nunca olvidarán al loro que hacía reír.