7th Oct 2024
En un mundo mágico, los elementos brillaban. Fuego, agua, tierra y aire, cada uno tenía su hogar. Un chico llamado Leo, su vida cambiaba, él podía controlarlos, ¡era un verdadero prodigio!
Los cuatro elementos solían vivir en paz, pero un día estalló la guerra, un gran horrendo caos. Los elementales estaban furiosos, y con fuerza se enfrentaban, el aire soplaba fuerte, el fuego ardía sin cesar.
Leo los observó, en su corazón había miedo, pero dentro de su alma, había un dulce deseo. Quería que se unieran, que dejaran el rencor, sabía que la unidad siempre trae el mejor color.
Entonces, con valor, Leo se puso en pie, alzó su voz clara, habló con firmeza y fe. '¡Escuchen, amigos! No hay razón para pelear, juntos somos fuertes, ¡la paz debemos buscar!
Fuego danzó alrededor, con llama y chispa, Agua le respondió, su voz suave se inscripta. Tierra asintió, firme en su eje, Aire se unió, soplando fresco su deseo.
Entonces Leo creó un camino hermoso, con fuego que brillaba, agua en un coro. Tierra como cimiento, aire de papel, uniendo los elementos, con amor y con miel.
Todos se miraron, y la furia desvaneció, en vez de peleas, ¡risas se escuchó! Entendieron que juntos podían avanzar, un bello futuro podían conquistar.
Desde entonces, Leo fue el Guardián, de los elementos, su sueño al final. Un mundo en paz, donde todos brillan, juntos en armonía, la vida los guía.
Y así, querido amigo, te dejo esta lección, siempre en unidad hallamos la razón. Nuestras diferencias nos hacen especiales, pero unidos, ¡brillamos como luces celestiales!
Recuerda siempre, no importa la situación, la paz es un camino, ¡no una competición! Con amor en el pecho y un deseo sincero, las fuerzas contrarias se vuelven un sendero.