7th Oct 2024
Había una vez un dragón llamado Drago. Drago era un dragón grande, con escamas verdes brillantes. Sin embargo, había un problema: ¡Drago no podía volar! Su corazón estaba triste y su sueño, lejano. Un día, decidió que debía dejar su hogar y buscar la manera de volar. Así empezó su aventura por tierras lejanas.
Drago caminó y caminó, bajo un cielo azul. Se encontró con una tortuga llamada Tula, que lo miró con curiosidad. "¿Por qué estás tan triste, amigo dragón?" preguntó Tula. Drago respiró hondo y le respondió: "Quiero volar, pero no puedo. Estoy en busca de un sabio que me ayude en mi camino." Tula sonrió y le dijo: "Puedo acompañarte, amigo. ¡La amistad hace el viaje mejor!"
Juntos, Drago y Tula recorrieron colinas y ríos. Pasaron por un bosque lleno de luces que brillaban. De repente, se encontraron con un grupo de pájaros que volaban alto. El dragón los miraba con envidia, sintiendo que su sueño se alejaba más y más. Pero Tula le dijo: “No te preocupes, Drago. Juntos lo lograremos, verás.”
Al llegar a un lago cristalino, Drago se sintió cansado y preocupado. "¿Y si nunca puedo volar?" Solemnemente lo dijo. Tula, dándole un abrazo, contestó: “Tienes que creer en ti mismo. La fuerza está en ti, y siempre estaré aquí.” Drago sonrió, recordando que la amistad era su magia.
Luego, continuaron su viaje y llegaron a una alta montaña. En la cima, encontraron al sabio de la montaña, un viejo dragón con escamas doradas. “¿Por qué has venido, joven Drago?” preguntó el sabio, con voz profunda. Drago explicó su deseo, y el sabio meditó un momento antes de decir: “Para volar, debes creer en ti mismo y dejar ir tus miedos.”
Drago cerró los ojos, sintiendo su corazón latir. En su mente, empezaron a danzar las nubes. Con un gran aliento, el dragón se concentró y empezó a soñar. Tula lo animaba desde un lado, gritando: “¡Puedes hacerlo, amigo! ¡Vuela alto, vuela alto por el cielo brillante!”
Drago respiró profundo y alzó sus alas para intentar volar. Pero en su corazón, aún tenía dudas. Pero él sabía que con Tula a su lado, no estaba solo. Y con un último grito, ¡brincó hacia el cielo!
Y, para su sorpresa, Drago sintió el viento en su cara. Se elevó como un rayo en el cielo, junto a Tula que lo animaba desde el suelo. ¡Él voló! Las nubes danzaban a su alrededor, y en ese instante, brilló su alma y su valor. Drago sonrió, sintiendo que su sueño había llegado.
Con el tiempo, Drago se convirtió en un dragón valiente, que volaba alto y sin temor. Aprendió que la amistad y la fe, fueron su gran motor. Junto a Tula, viajaron mucho por el cielo, disfrutando de aventuras y de un amor verdadero.
Así, cada vez que miraba hacia el cielo, recordaba el día en que aprendió a volar. Y sonriendo, veía a sus amigos volar, porque en el viaje de la vida, siempre se puede lograr. Nunca olvides, pequeño, creer en ti. La magia está en tu corazón, listo para fluir.”