28th Oct 2024
Un día, un niño llamado Leo encontró un árbol mágico en el bosque. El árbol tenía hojas brillantes y ramas que danzaban suavemente. Leo se acercó y escuchó un susurro que decía: 'Pide un deseo'.
Emocionado, Leo cerró los ojos y deseó tener muchos juguetes. El árbol brilló intensamente y, de repente, todos los juguetes que soñó aparecieron a su alrededor. Leo estaba feliz, pero solo por un momento.
Con el tiempo, Leo se dio cuenta de que tenía muchos juguetes, pero no amigos. Se sintió solo y triste. Así que decidió volver al árbol y pedir un deseo diferente: quería un amigo.
El árbol volvió a brillar, y al instante una niña llamada Sofía apareció. Sofía tenía una sonrisa radiante y trenzas doradas. Juntos jugaron y rieron, y Leo sintió que finalmente tenía lo que realmente quería: amistad.
Leo aprendió que los deseos materiales no son lo más importante. A veces, el verdadero regalo es tener amigos con quienes compartir la vida. Desde ese día, él y Sofía visitaron el árbol juntos, y a veces hacían deseos no para ellos, sino para ayudar a otros. El árbol de los deseos les enseñó el valor de la verdadera amistad.