2nd Dec 2024
Alba, Marta y María eran tres amigas que estudiaban en la universidad. Siempre se reunían en la cafetería para hablar y compartir sueños. Alba tenía el pelo rizado y iluminaba la habitación con su sonrisa. Marta era alta y le gustaba leer libros en silencio, mientras que María era muy activa y apasionada por el fútbol. Las tres eran diferentes, pero su amistad era fuerte y llena de risas.
Un día, mientras tomaban café, la conversación se tornó intensa. María empezó a hablar sobre el Atlético de Madrid, su equipo favorito. Sus ojos brillaban al recordar sus victorias y goles emocionantes. «¡Es el mejor equipo del mundo!», exclamó sonriente. Pero Marta, en un tono juguetón, respondió: «¡Lo odio!». A pesar de que lo decía en broma, María se sintió decepcionada.
Maria, con su energía guerrera, decidió que iba a defender a su equipo a toda costa. De repente, ¡zas! Le dio un pequeño golpe en el brazo a Marta. «¡No puedes decir eso!», gritó con risas, tratando de ser seria. Marta se sorprendió pero enseguida comenzó a reír también. Alba se unió a las risas, divirtiéndose con la situación. La atmósfera estaba llena de energía y amistad.
Las tres amigas continuaron bromeando y se armó un debate amistoso sobre fútbol. Alba intervino diciendo: «A mí me gusta más el baloncesto, pero eso no nos aleja como amigos». Así, decidieron organizar un partido de fútbol donde cada una tendría su momento para brillar. Marta prometió que apoyaría a María, aunque no le gustara el fútbol.
Al final del día, lo que más importaba no era qué equipo ganaba o perdía, sino el lazo entre las tres. Disfrutaron del resto de la tarde, compartiendo historias y planes futuros. Juntas, se prometieron que siempre estarían ahí, sin importar si se peleaban por el fútbol o las diferencias. La amistad es el verdadero triunfo.