22nd Jul 2023
Sofía era una niña curiosa y preocupada por el cuidado del medio ambiente. Siempre se preguntaba qué podía hacer para ayudar a proteger la Tierra. Un día, mientras paseaba por el parque, Sofía vio a un grupo de personas recolectando basura y limpiando el lugar. Decidió unirse a ellos y comenzar su propia misión de limpieza.
Mientras recogía la basura, Sofía se encontró con un pequeño pajarito herido. Lo tomó en sus manos con cuidado y decidió llevarlo a casa para cuidarlo. Le puso por nombre Pepe y le construyó un pequeño nido en su jardín. Todos los días, Sofía se aseguraba de alimentar a Pepe y de cuidarlo para que se recuperara.
Una tarde, Sofía decidió sembrar su propio huerto en el jardín. Plantó diversas verduras y frutas, y cuidó de ellas con mucho amor. Pronto, las plantas comenzaron a crecer y dar sus frutos. Sofía se sintió muy orgullosa de poder comer alimentos que ella misma había cultivado, sabiendo que eran orgánicos y no dañaban el medio ambiente.
Sofía también se unió a un grupo de jóvenes activistas que luchaban por la protección de los océanos. Juntos, organizaron una limpieza en la playa para recoger la basura y concienciar a las personas sobre el impacto que tiene la contaminación en los ecosistemas marinos. Sofía se convirtió en una voz valiente que defendía los derechos de los océanos y sus habitantes.
El esfuerzo de Sofía no pasó desapercibido. La comunidad reconoció su dedicación y la nombró embajadora del medio ambiente. Sofía continuó trabajando arduamente para concienciar a las personas sobre la importancia de cuidar la Tierra y preservarla para las futuras generaciones. Su historia se convirtió en inspiración para muchos, y juntos lograron crear un mundo más limpio y sostenible.
