14th Nov 2024
Lucio era un niño romano curioso y lleno de energía. Vivía en una antigua ciudad y siempre veía grandes edificios a su alrededor. Un día, mirando el Coliseo, se preguntó: '¿Cómo se hicieron estas maravillas?' A su lado, un viejo arquitecto sonrió y dijo: '¡Acompáñame y lo descubrirás!'.
Lucio siguió al arquitecto, quien le contó sobre los materiales que usaban: piedra, ladrillo y hormigón. El arquitecto trajo bloques de madera y plastilina. Con ellos, empezó a enseñar a Lucio cómo se hacía un arco. Lucio estaba emocionado, ¡era como un juego de construcción!
Mientras construían, el arquitecto explicó para qué servían los edificios: el foro era para reunirse, el templo para orar, y las termas para bañarse. 'Cada edificio tiene un propósito', dijo él. Lucio se sorprendió al saber que la arquitectura también mostraba el poder de Roma. ¡Era genial!
Después, el arquitecto le mostró cómo la arquitectura romana estaba presente hoy en día. Señaló arcos y columnas en edificios modernos. 'Mira, Lucio, todo está conectado', le dijo. Lucio comprendió que era importante cuidar el pasado y los edificios antiguos. ¡Eran parte de su historia!
Inspirado por el arquitecto, Lucio decidió que cuando fuera grande, quería ser constructor. Quería hacer edificios tan impresionantes como los romanos. Con una gran sonrisa, pensó: '¡La arquitectura es emocionante y llena de historia!'.