28th Oct 2024
Había una vez un patito valiente llamado Pato. Pato vivía en un estanque grande y hermoso. Un día, decidió salir a explorar solo. Se sentía emocionado y un poco asustado. ¡Era su gran aventura!
Mientras nadaba, Pato vio a una tortuga jugadora llamada Torti. Torti nadaba en círculos y hacía burbujas. Pato la miró y sonrió. "Hola, Torti! ¿Quieres jugar conmigo?"
"¡Claro que sí!" respondió Torti, moviendo su aleta. Jugaron juntos y se divirtieron mucho. Hicieron carreras y chapotearon en el agua. Pato se sentía cada vez más valiente.
Después de un tiempo, Pato y Torti conocieron a un pez curioso llamado Pezón. Pezón tenía escamas brillantes y nadaba rápido. "¿Qué están haciendo?" preguntó Pezón.
"Estamos jugando en el estanque!" dijo Pato emocionado. "¿Quieres unirte?" Pezón saltó de alegría. "¡Sí! Me encanta jugar!" Y así, los tres nuevos amigos comenzaron a jugar juntos.
Nadaron por todo el estanque, explorando cada rincón y descubriendo nuevos lugares. Pato se sentía feliz de tener amigos. La amistad era maravillosa y le daba más valor.
Un día, encontraron un lugar oscuro y misterioso. Pato se sintió un poco asustado. "No sé si debo entrar," dijo. Torti y Pezón lo animaron a ser valiente.
"No te preocupes, Pato. Estamos contigo," dijo Torti. Con sus amigos a su lado, Pato se sintió valiente otra vez. Decidió entrar al lugar oscuro por curiosidad.
Al entrar, encontraron un hermoso jardín lleno de flores y colores. Pato gritó de alegría. "¡Miren esto! Es asombroso!" Los tres amigos bailaron y jugaron en el jardín por horas.
Desde aquel día, Pato aprendió que ser valiente no significa no tener miedo. Con amigos, todo es más fácil. Y así, el patito valiente siguió explorando lecciones sobre la valentía y la amistad.