28th Oct 2024
Había una vez una gallina llamada Clara. Clara soñaba con ser bailarina. Ella veía a las bailarinas en la feria y deseaba bailar como ellas. Clara se movía al son de la música, moviendo sus alas con alegría. Pero sentía que no podía, porque era solo una gallina.
Un día, Clara decidió que quería bailar. Fue a ver a sus amigas, las otras gallinas. "¡Quiero aprender a bailar!" dijo Clara con entusiasmo. Sus amigas se rieron, pero Clara no se desanimó. Ella les propuso practicar juntas.
Las gallinas decidieron ayudar a Clara. Se reunieron en el gallinero y comenzaron a bailar. Primero, hicieron algunos saltos. Clara se sentía feliz y comenzó a dar vueltas. Sus amigas se unieron a ella, y todas comenzaron a reír y bailar.
Cada día, Clara y sus amigas practicaban. Aunque algunas caían en el camino, seguían intentándolo. Se levantaban con risas y continuaban bailando. Clara descubrió que, aunque eran gallinas, podían bailar y divertirse.
Un día, las gallinas escucharon una melodía que venía de la feria. "¡Vamos a bailar!" gritaron todas. A Clara le brillaban los ojos. Hicieron una gran coreografía en el gallinero y se sintieron como verdaderas bailarinas.
Las gallinas decidieron llevar su baile a la feria. Cuando llegaron, todas las animales se reunieron a mirarlas. Clara y sus amigas habían preparado una hermosa presentación. Clara estaba nerviosa pero también emocionada. ¡Era su gran momento!
Cuando comenzó la música, las gallinas bailaron con gracia. Clara giraba y saltaba, con sus amigas seguiéndola. Todos los animales aplaudían y gritaban. Clara se sintió libre y feliz. ¡Estaba bailando en la feria!
Al final del baile, todos aplaudieron a las gallinas. Clara sonrió y se dio cuenta de que había cumplido su sueño. Sus amigas la abrazaron y la felicitaron. Juntas, habían logrado algo maravilloso.
Desde ese día, Clara supo que siempre se puede cumplir un sueño. Ella y sus amigas continuaron bailando y enseñando a otros animales en la granja. No importaba si eran gallinas, todos podían bailar con alegría.
Y así, Clara, la gallina bailarina, siguió soñando y bailando, inspirando a todos a seguir sus pasiones. Juntas comprendieron que no hay límites cuando se tiene un sueño y amigas que apoyan.