28th Oct 2024
Era un día especial en el océano. Todos los habitantes del mar estaban emocionados. Había que preparar una gran fiesta con juegos y sabores. El pez payaso, Pablo, fue el primero en llegar. Llevaba un sombrero colorido y una gran sonrisa.
Los cangrejos comenzaron a jugar al escondite. Eran rápidos y graciosos. Se escondían detrás de las algas. Todos reían mientras los buscaban. Era un juego muy divertido bajo el agua.
La estrella de mar, Estela, preparó una mesa con deliciosas comidas. Había algas frescas y pequeñas conchas. Todos querían probar. Los sabores eran únicos y llenaban el océano de alegría.
Los delfines saltarines, Diego y Dora, llegaron con música. Traían conchas que sonaban como tambores. Todos empezaron a bailar y a cantar. El ritmo del océano llenaba el agua de felicidad.
La fiesta seguía. Todos los peces bailaban. Los colores brillantes de los corales iluminaban el fondo marino. Era un espectáculo hermoso que encantaba a todos los habitantes del mar.
Los tiburones, que eran un poco tímidos, se unieron. Aunque grandes y serios, comenzaron a moverse al ritmo. Fue un momento sorprendente y especial para todos los presentes.
Pablo, el pez payaso, invitó a todos a jugar en el fondo del mar. Hicieron carreras a toda velocidad entre las burbujas. Los cangrejos hicieron su mejor esfuerzo. Gritaban de emoción en cada carrera.
Cuando llegó la noche, la luna bailó sobre el mar. Las luces del fondo brillaban. Los peces se sentaron a contar historias y a compartir risas. La fiesta era un momento mágico para todos.
Al final de la noche, se encendieron luces de colores. Todos estaban felices y cansados. Agradecieron la diversión y los sabores que tuvieron juntos. Prometieron repetir la fiesta pronto.
La fiesta bajo el mar fue un gran éxito. Los habitantes del océano se fueron sonriendo. Sabían que la amistad era el mejor sabor de todos.