28th Oct 2024
En un mundo lleno de caramelos, había un grupo de niños que se llamaban Alex, Sofía y Marco. Eran tres amigos inseparables que amaban la aventura y siempre estaban listos para explorar. Un día, mientras jugaban cerca de un río de chocolate, decidieron cruzarlo para descubrir la tierra de los dulces. En su camino, vieron árboles de chicle y flores de algodón de azúcar.
Mientras caminaban, una travesura mágica hizo que los dulces comenzaran a cobrar vida. Un caramelo de menta llamado Pepito se acercó a ellos y les dijo: '¡Hola, amigos! ¿Buscan llegar a casa?' Los niños se sorprendieron pero felices de hacer un nuevo amigo. Pepito les ofreció una guía a través del Bosque de Candy donde estaba lleno de sorpresas dulces.
El bosque era un lugar mágico. Los árboles eran altos y estaban cubiertos de gomitas de colores. Los niños reían y señalaban a las criaturas de chocolate que corrían entre los arbustos. Pero de repente, un enorme oso de galleta apareció y les bloqueó el camino. Los tres amigos se asustaron, pero Pepito les dijo: 'No se preocupen, solo tenemos que hacerle un regalo'.
Alex pensó rápidamente y ofreció al oso una bolsa llena de caramelos. El oso sonrió y les permitió pasar. '¡Gracias, pequeños! ¡Sigan adelante y disfruten!' gritaron los niños mientras seguían su camino con una gran sonrisa en sus rostros. El oso de galleta se convirtió en su amigo y empezaron a cantar y bailar juntos.
Al seguir adelante, llegaron a una colina de malvaviscos. Los niños se lanzaron a rodar por la colina, riendo y disfrutando cada momento. Pepito les advirtió: 'Sigan rodando hacia el arco iris, ¡la salida está cerca!' Así que, llenos de energía, los niños corrieron y rodaron, emocionados por lo que vendría.
A medida que se acercaban al arco iris, encontraron un río de caramelo. Sofía se detuvo y dijo: '¡Esperen! Debemos cruzar este río para llegar a casa'. Había un puente hecho de galletas de jengibre. Con alegría, los tres amigos cruzaron el puente, sintiéndose como si estuvieran en un sueño.
Finalmente, llegaron al final del arco iris y encontraron un portal.
¡Es un portal mágico a nuestra casa!' gritó Marco. Las luces brillaban y les invitaban a entrar. Con un gran salto, los niños cruzaron el umbral y se encontraron en su vecindario, justo a tiempo para la cena.
Miraron hacia atrás, y, aunque echaban de menos al dulce Pepito y a todos sus nuevos amigos, sabían que siempre recordarían su increíble aventura. '¿Deberíamos regresar alguna vez?' preguntó Alex, y todos asintieron emocionados. '¡Sí, en nuestras próximas vacaciones!' respondió Sofía con una gran sonrisa.
Las estrellas brillaban en el cielo, y los niños se sentaron juntos a planear su próxima aventura. Sabían que en un mundo de dulces, siempre habría algo nuevo por descubrir. De repente, un brillo apareció en el cielo y un pequeño caramelo salió volando, guiándolos a futuros mágicos. Y así, se quedaron soñando con su próxima gran aventura en el mundo de los dulces.