28th Oct 2024
En el profundo océano vivía un pequeño pez. El pez era azul y brillante, pero se sentía solo. Todos los otros peces jugaban juntos, pero él tenía miedo de unirse.
Un día, el pez vio a otros peces nadar en un círculo. Ellos reían y jugaban, y el pez deseaba ser parte de su diversión. Su corazón latía fuerte de emoción y miedo.
El pez decidió hablar con su madre. Él le dijo: 'Mamá, quiero jugar con los otros peces, pero tengo miedo.' Su madre sonrió y le dio un abrazo cálido.
Ella le dijo: 'No tengas miedo, pequeño. A veces, hay que dar el primer paso. Puedes intentar hablarles, quizás te acepten.'
El pez pensó en esto y se sintió mejor. Con el ánimo de su madre, decidió acercarse a los otros peces. Nadó lentamente hacia ellos.
Cuando llegó, los otros peces miraron al pez azul. Él se puso nervioso, pero recordó las palabras de su madre. Con voz temblorosa dijo: '¡Hola! Soy un pez azul.'
Los demás peces sonrieron y respondieron: '¡Hola, pez azul! ¡Ven a jugar con nosotros!'. El pequeño pez se sintió feliz y emocionado al ser incluido.
Pronto, el pez azul nadó y jugó con sus nuevos amigos. Ya no sentía miedo, solo alegría. Aprendió que hacer amigos no era tan difícil como pensaba.
Al final del día, el pez regresó con su madre. Le contó todo sobre sus nuevos amigos, y su mamá estaba muy orgullosa de él.
Desde entonces, el pez azul sabía que nunca debía tener miedo de hacer amigos, porque siempre podía contar con el apoyo de su madre.