28th Oct 2024
Había una vez un niño llamado Tomás. Tomás estaba muy aburrido en su casa. Un día, encontró un viejo mapa en el desván. El mapa era muy colorido y brillaba. Decía que podía llevarlo a lugares mágicos.
Tomás miró el mapa y decidió seguirlo. Se puso su gorra roja y salió al jardín. El primer lugar era un bosque encantado. Había árboles altos y mariposas de colores.
En el bosque, conoció a un conejo muy sabio. El conejo le dijo: "Tomás, siempre debes ser amable con los demás." Tomás sonrió y le dio una zanahoria al conejo.
Después, el mapa lo llevó a una montaña nevada. Hizo mucho frío, así que Tomás llevó su abrigo azul. Allí conoció a un oso grande y amable.
El oso le enseñó a Tomás a trabajar en equipo. Juntos, construyeron un iglú con nieve. Tomás aprendió que compartir es importante.
Siguió el mapa y llegó a un hermoso jardín lleno de flores. En el jardín, encontró una tortuga. La tortuga le dijo: "Tomás, la paciencia es una gran virtud." Tomás escuchó con atención.
Luego, el mapa lo guió hacia un lago brillante. Allí conoció a un pez colorido que bailaba en el agua. El pez le contó sobre la alegría de vivir el momento.
Con cada lugar, Tomás aprendía más cosas. Se sintió muy feliz y agradecido por todas las lecciones. Finalmente, el mapa lo llevó de regreso a casa.
Tomás guardó el mapa mágico en su habitación. Cada vez que lo miraba, recordaba sus aventuras y lo que había aprendido.
Ahora, Tomás siempre es amable, trabaja en equipo, tiene paciencia y disfruta del momento. Él es un pequeño viajero en su propia vida.