28th Oct 2024
Había una vez un pequeño dragón llamado Draki. Draki vivía en una cueva y soñaba con volar alto en el cielo. Pero había un problema, ¡no sabía cómo volar! Draki se sentía triste pero también decidido a aprender.
Un día, Draki vio a un pájaro que volaba muy alto. El pájaro tenía plumas de colores brillantes. '¿Cómo puedes volar?' preguntó Draki. 'Es fácil', dijo el pájaro, 'solo tienes que extender tus alas y dejarte llevar.' Draki intentó, pero solo saltó y cayó.
Luego, Draki se encontró con una mariposa. Ella bailaba en el aire y parecía tan feliz. '¿Me enseñarías a volar?' preguntó Draki. La mariposa sonrió y dijo, 'Solo sigue el ritmo de tus alas y no te rindas.' Draki intentó, pero seguía sin poder levantar el vuelo.
Después, Draki conoció a un pez en el río. '¿Puedo volar como tú?' preguntó Draki, un poco confundido. El pez rió y dijo, 'No puedes volar en el cielo como yo en el agua, pero puedes hallar tu propio camino, amigo.' Draki pensó en esto mientras miraba las olas.
Con cada intento, Draki aprendió algo nuevo. Observó cómo los animales movían sus cuerpos. Se dio cuenta de que cada uno tenía su propio estilo. Decidido, Draki practicó todos los días. A veces caía, pero nunca se rendía.
Un día, mientras practicaba, sintió que algo había cambiado. Extendió sus pequeñas alas con fuerza. Con un gran salto, Draki comenzó a aletear. ¡Estaba flotando! No era un vuelo perfecto, pero era un comienzo. Él sonrió con felicidad.
De pronto, vio a sus amigos mirándolo desde el suelo. '¡Mira! ¡Draki vuela!' gritaron emocionados. Draki, lleno de alegría, aleteó más rápido. No era como el pájaro o la mariposa, pero era su propio vuelo y se sintió orgulloso.
Draki comprendió que cada animal tiene su propio ritmo, y eso estaba bien. Quería seguir practicando y ser el mejor dragón volador que pudiera ser. Así que decidió volar todos los días, disfrutando cada momento en el aire.
Con el tiempo, Draki se convirtió en un gran volador. Podía hacer giros y vueltas en el cielo. Se sentía libre como nunca antes. Todo gracias a su perseverancia y a los consejos de sus amigos.
Desde aquel día, Draki nunca dejó de soñar. Sabía que todos tenemos nuestro ritmo. ¡Y lo más importante! ¡Podemos volar alto si nunca dejamos de intentar!