28th Oct 2024
Había una vez un armario grande y antiguo en un rincón oscuro de una casa. Dentro del armario vivía un monstruo amable llamado Max. Max era peludo, de color verde brillante, y tenía ojos grandes y azules que brillaban como estrellas. Todos los días, Max deseaba tener amigos, pero cuando la gente veía su armario, se asustaba y nunca abría la puerta.
Un día, una niña llamada Lucía se mudó a la casa. Lucía era curiosa y no le tenía miedo a los monstruos. Un día decidió abrir la puerta del armario. Cuando lo hizo, se sorprendió al ver a Max sonriendo y sentado en el suelo con un libro de cuentos. "¡Hola! Soy Max", dijo él con voz suave. "¿Quieres ser mi amiga?"
Lucía, emocionada, aceptó la invitación. Max comenzó a contarle historias maravillosas sobre aventuras en tierras lejanas. Lucía se reía y se divertía mientras escuchaba. Desde entonces, cada tarde, Lucía visitaba a Max en su armario. Cada vez que lo hacía, otros niños del vecindario comenzaban a sentirse curiosos y se acercaban.
Un día, un grupo de niños decidió unirse a Lucía. Juntos, abrieron la puerta del armario. Para su sorpresa, encontraron a Max con una gran sonrisa, listo para contarles historias. Los niños rieron y jugaron mientras aprendían mucho sobre el valor de la amistad, sin importar la apariencia de los demás.
Al final, todos entendieron que el monstruo que parecía aterrador era en realidad un amigo maravilloso. Desde entonces, el armario dejó de ser un lugar oscuro y aterrador, y se convirtió en un refugio de imaginación y risas, donde la amistad creció y floreció, mostrando que a veces las apariencias engañan.