28th Oct 2024
Era el día de los dulces en un pequeño pueblo. Todos los niños estaban emocionados. Se despertaron muy temprano, con sonrisas en sus caras. El aire olía a caramelos y chocolates. ¡Era un día especial!
Los niños se vistieron con sus mejores trajes. Juan, un niño valiente, llevaba una camisa roja y pantalones azules. María, su amiga, usaba un vestido rosa con brillantes. Se encontraron en la plaza del pueblo, listos para la aventura.
En la plaza había una gran mesa llena de dulces. Había gomitas, chocolates y piruletas. Los ojos de los niños brillaban al ver tantas golosinas. "¡Vamos a probarlos todos!", gritó Juan con alegría.
María encontró un dulce mágico. Era un caramelo que brillaba en colores. "¡Mira, Juan! Este caramelo puede volar!". Juan la miró sorprendido. Así que se tomaron de las manos y comenzaron a saltar.
De repente, el caramelo levantó a los dos niños en el aire. Volaron sobre el pueblo, mirando a todos desde arriba. ¡Era como un sueño!
Vieron a sus amigos en el suelo, mirándolos con sorpresa. “¡Miren, estamos volando!”, gritaron felices. Los demás niños saltaban y reían, felices por ver a Juan y María.
Volaron hacia el campo lleno de flores. Allí, encontraron una cascada de chocolate. "¡Vamos a nadar en el chocolate!" dijo Juan. María estuvo de acuerdo, y juntos nadaron en el dulce manjar.
Después de jugar, los niños decidieron hacer una fiesta. Llenaron una mesa de dulces y compartieron con todos. “¡Salud por el día de los dulces!”, gritaron juntos.
Al final del día, todos los niños estaban cansados pero contentos. Juan y María se despidieron de sus amigos y regresaron a casa con muchas historias para contar.
El día de los dulces fue inolvidable. Siempre recordarán sus aventuras, llenas de risas y dulce amistad.